window.arcIdentityApiOrigin = "https://publicapi.elpais.portalmineiro.net";window.arcSalesApiOrigin = "https://publicapi.elpais.portalmineiro.net";window.arcUrl = "/subscriptions";if (false || window.location.pathname.indexOf('/pf/') === 0) { window.arcUrl = "/pf" + window.arcUrl + "?_website=el-pais"; }Rachida Dati: lujos y sombras de la ministra más mediática de Francia | Opinión | EL PAÍSp{margin:0 0 2rem var(--grid-8-1-column-content-gap)}}@media (min-width: 1310px){.x-f .x_w,.tpl-noads .x .x_w{padding-left:3.4375rem;padding-right:3.4375rem}}@media (min-width: 89.9375em){.a .a_e-o .a_e_m .a_e_m .a_m_w,.a .a_e-r .a_e_m .a_e_m .a_m_w{margin:0 auto}}@media (max-width: 35.98em){._g-xs-none{display:block}.cg_f time .x_e_s:last-child{display:none}.scr-hdr__team.is-local .scr-hdr__team__wr{align-items:flex-start}.scr-hdr__team.is-visitor .scr-hdr__team__wr{align-items:flex-end}.scr-hdr__scr.is-ingame .scr-hdr__info:before{content:"";display:block;width:.75rem;height:.3125rem;background:#111;position:absolute;top:30px}}@media (max-width: 47.98em){.btn-xs{padding:.125rem .5rem .0625rem}.x .btn-u{border-radius:100%;width:2rem;height:2rem}.x-nf.x-p .ep_l{grid-column:2/4}.x-nf.x-p .x_u{grid-column:4/5}.tpl-h-el-pais .btn-xpr{display:inline-flex}.tpl-h-el-pais .btn-xpr+a{display:none}.tpl-h-el-pais .x-nf.x-p .x_ep{display:flex}.tpl-h-el-pais .x-nf.x-p .x_u .btn-2{display:inline-flex}.tpl-ad-bd{margin-left:.625rem;margin-right:.625rem}.tpl-ad-bd .ad-nstd-bd{height:3.125rem;background:#fff}.tpl-ad-bd ._g-o{padding-left:.625rem;padding-right:.625rem}.a_k_tp_b{position:relative}.a_k_tp_b:hover:before{background-color:#fff;content:"\a0";display:block;height:1.0625rem;position:absolute;top:1.375rem;transform:rotate(128deg) skew(-15deg);width:.9375rem;box-shadow:-2px 2px 2px #00000017;border-radius:.125rem;z-index:10}} Ir al contenido
_
_
_
_
Red de redes
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Rachida Dati: lujos y sombras de la ministra más mediática de Francia

Los escándalos de la titular de Cultura desatan indignación en las redes sociales, pero su popularidad y deseo de ser la próxima alcaldesa de París se mantienen intactos

Rachida Dati
Carla Mascia

Con una sonrisa radiante y de la mano del mítico director francés Claude Lelouch. La ministra de Cultura de Francia, Rachida Dati, subió hace unas semanas la escalinata del Festival de Cannes como lo que es: una auténtica rockstar de la política gala, alabada en las páginas de la prensa femenina por su elegancia y estilo lujoso y rodeada en su Instagram por la crème de la crème del certamen, como la actriz Natalie Portman o el cineasta Richard Linklater. Estampas que han eclipsado en buena parte de los medios del país el número inusitado de escándalos que rodean a la alcaldesa del pijísimo distrito VII de París, como recalca la periodista Camille Vigogne le Coat en la edición de Nouvel Obs de esta semana.

La que en su día también fue ministra de Justicia de Sarkozy, al que sigue muy ligada, no solo está siendo investigada por corrupción pasiva y tráfico de influencias en el caso Renault, donde la Justicia sospecha que percibió 900.000 euros entre 2010 y 2012 a cambio de tomar partido a favor del fabricante en el Parlamento Europeo. El pasado abril, el diario Libération reveló que Dati había omitido declarar a la Alta Autoridad para la Transparencia de la Vida Pública ―el organismo al que deben presentar sus cuentas los del Gobierno y otros agentes públicos― su colección de piezas de joyería de alta gama valorada en 420.000 euros. Y por si fuera poco, una investigación del programa de la televisión pública Complément d´enquête, realizada junto a la revista Nouvel Obs, desveló a principios de junio que la dirigente recibió unos 300.000 euros por parte de la compañía energética GDF Suez, de la que habría defendido los intereses a través de enmiendas o de preguntas escritas mientras era diputada europea.

“¿Soy el único en haber notado la omertá televisiva y mediática sobre los escándalos de Rachida Dati?”, se preguntaba hace unos días uno de los muchos s de X que han comentado los casos que cercan a una política cuya popularidad en las encuestas, sin embargo, no se ha visto afectada y que ha decidido no renunciar al sueño que alberga desde hace años: ser elegida alcaldesa de París en 2026. Y es que Dati, hija de inmigrantes marroquíes y argelinos, se ha convertido gracias a sus orígenes sociales muy humildes y su meteórica carrera política construida con desparpajo en un símbolo de la meritocracia republicana y de combatividad. Con un estilo directo y una capacidad fuera de lo común de aprovechar su extracción social para darse a conocer como una persona cercana, franca y amante de la cultura popular, la política conservadora ―está afiliada a Los Republicanos― es capaz de seducir a los parisinos, incluso en los barrios periféricos.

Además de popular, Dati tiene fama de indestructible y es temida tanto por sus compañeros de partido como por sus adversarios. Son célebres sus amenazas vía sms de una inusitada violencia, como el “Voy a soltar a los perros”, que envió a la macronista y exministra Agnès Buzyn en las municipales de 2020, o el “Convertiré a tu perro en kebab”, recibido por el ex primer ministro Gabriel Attal. La ministra tampoco escatima en insultos. Sus principales blancos son los periodistas que investigan los supuestos casos de corrupción en los que está envuelta y la actual alcaldesa de la capital, la socialista Anne Hidalgo, quien ha decidido que no se presentaría a un tercer mandato. Y a los que la critican o le piden legítimamente que rinda cuentas, los rebate siempre argumentando que está siendo víctima del desprecio de clase de los que no soportan, periodistas, políticos, entre otros, que una persona como ella haya podido llegar tan alto.

En el marasmo actual de la política sa, su caso no parece inquietar demasiado al presidente Macron, cuya promesa hecha en 2017 de defender la ejemplaridad en política se ha convertido en papel mojado. Escudado en la presunción de inocencia de su ministra y fascinado por su talento político, no contempla relevarla por el momento y queda por saber si apoyará su candidatura en las municipales de 2026. El fichaje de Dati en 2024 constituyó para Jupiter un trofeo político arrancado a la derecha y este habría sido negociado a cambio del apoyo del partido presidencial en esos comicios, según reveló la investigación de Télévision y Nouvel Obs. Algo que el Elíseo desmiente, pese a las evidencias, y que debe estar quitando el sueño a aquellos parisinos que siguen creyendo que la ejemplaridad de sus dirigentes sí importa.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad , así podrás añadir otro . Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Carla Mascia
Periodista franco-italiana, es editora en la sección de Opinión, donde se encarga de los contenidos digitales y escribe en 'Anatomía de Twitter'. Es licenciada en Estudios Europeos y en Ciencias Políticas por la Sorbona y cursó el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Antes de llegar al diario trabajó como asesora en comunicación política en Francia.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_