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Por qué Carlos Alcaraz, campeón en Roland Garros, es el nuevo hombre a batir en las finales de un grande

Con 13 victorias en 14 encuentros a cinco sets, el triunfo y la resistencia del murciano en París se explican en la semifinal que perdió ante Djokovic dos años antes: “Estaba muy jodido”, dijo entonces

Carlos Alcaraz
Alejandro Ciriza

El 9 de junio de 2023 ayuda a entender algunas cosas. Ese día, Carlos Alcaraz, ahora flamante bicampeón de Roland Garros tras el éxito obtenido el domingo ante Jannik Sinner, sufrió de lo lindo y cayó en las semifinales del grande francés después de toparse con la inmensidad de Novak Djokovic y la crudeza de la tensión física y mental inherente a las batallas de larga distancia. Acalambrado, el murciano se inclinó aquella tarde ante el serbio y exponía: “Estaba muy jodido, no he sabido relajarme ni quitarme la tensión, y luego la intensidad de los primeros sets me ha pasado factura”. Pero ya apuntaba maneras. Deslizaba Nole: “Es de respetar que haya peleado hasta el último punto. Estos partidos son exigentes y eso [los calambres] te puede suceder”.

El campeón de 24 grandes explicaba que la vivencia no era más que otro episodio necesario en el proceso de formación de aquel joven fenómeno y se mojaba: “Es un competidor increíble; ganará este torneo muchas veces, no tengo ninguna duda”. Ya son dos. Para quien tuviera dudas o pensase que el tenis de Alcaraz se limitaba al virtuosismo y lo bonito, que también, la profecía del balcánico iluminó ese día lo que el murciano había insinuado sobre la pista: algo aún más grande estaba por venir. El chico, convertido ya entonces en el número uno más joven de todos los tiempos, mostró definitivamente sus cartas al levantarse, tutear y exigirle al tótem de su mejor versión para poder continuar.

“Soy una persona que aprende de las situaciones, tanto de las buenas como de las malas. Y ese partido me hizo aprender muchísimo, así que sabía que iba a volver mucho más fuerte los próximos años. La verdad es que hoy día me alegro de haber vivido esa situación. Estoy contento de haber pasado por lo que pasé, porque yo creo que gracias a ese momento, junto con otros muchos, me han hecho la persona y el jugador que soy ahora”, concede el murciano, que posee ya cinco grandes y el domingo dio un gran golpe sobre la mesa gracias a la maravillosa remontada contra el número uno actual, Sinner, quien empieza a sospechar (y a temer) que la rivalidad puede convertirse en un pulso tortuoso.

Ya había experimentado el italiano qué significa encerrarse en la jaula de los cinco sets con Alcaraz. Superó en cuatro al español en 2022, sobre la hierba de Wimbledon, pero entonces el polluelo apenas había empezado a romper el cascarón. Un par de meses después, Sinner sufrió un primer infierno. Sucedió en la noche de Nueva York. Entre el ruido, un poderoso impacto. El de El Palmar sorteó una bola de partido y se impuso tras 5h 15m; después, dejó una frase para su hemeroteca, acompañada de adrenalina y bufidos mientras se dirigía a su técnico: “¡Estoy hecho un toro, estoy hecho un toro!”. Y se sinceraba el transalpino: “Esta derrota me va a doler durante mucho tiempo”.

Alcaraz posa con el trofeo en el vestuario de Roland Garros.

Efectivamente, esa reacción demostró a Sinner que su rival estaba hecho de una pasta especial y se desenvolvía como pez en el agua donde a la gran mayoría le tiemblan brazos y piernas. Ese joven de 19 años conquistaría unos días después el US Open y posteriormente, durante la pretemporada, terminó de perfilar un salto físico necesario para resistir a los duelos más duros. Uno de ellos, el protagonizado en la final de Wimbledon de 2023, cuando también resurgió ante Djokovic, remontando y en cinco sets. Hoy, Alcaraz se ha consolidado como la última gran muralla y los registros hablan de un competidor que roza la perfección ante los escenarios más extremos. Hasta ahora, cinco grandes finales disputadas y otras tantas victorias; 13 triunfos en 14 encuentros dilucidados en cinco sets.

Berrettini, la excepción

“En los momentos complicados es cuando hay que sacar la mejor versión de uno mismo. Ahí, en los momentos de bajón, es cuando los grandes campeones y las leyendas han hecho sus carreras, cuando las grandes leyendas han dado lo mejor de sí”, expone el murciano, que levantó tres bolas de partido el domingo cuando Sinner estaba lanzado y estaba, aparentemente y a tenor de los hechos, a un suspiro de sellar la final. “Y yo quiero ser uno de ellos”, puntualiza. En ese terreno de lo delicado y lo decisivo, él se llevó por delante a Uchiyama, Tsitsipas, Gojowczyk, Berrettini, Ramos, Struff, Cilic, Tiafoe (2), Djokovic, Zverev y, por partida doble, el abatido Sinner.

“Tuve la suerte de jugar contra Novak, contra Rafa; por desgracia, nunca he podido competir contra Roger en los Grand Slams. Y sé que ganar a estos jugadores cuesta mucho. Tengo la misma sensación con Carlos”, ite el subcampeón, inferior en dos apartados que expresan la rocosidad de Alcaraz. Este prevaleció tanto en los intercambios intermedios —entre cinco y ocho tiros, 65-57— como en los más dilatados —por encima de nueve, 32-27—. Ninguna sorpresa para Ferrero: “Carlos siempre ha sido un grandísimo luchador, nunca ha dado una pelota por perdida. Desde que soy su entrenador jamás ha tirado un partido, siempre ha luchado hasta el final”.

Alcaraz celebra un punto durante el partido contra Sinner.

El valenciano, sin ir más lejos, perdió dos de los tres epílogos que disputó en los majors, y también en el único en la Copa de Maestros. Sobre el fino alambre de los cinco sets, su balance fue de 24 victorias y 18 derrotas. “Yo lo he experimentado como jugador, sé lo realmente difícil que es hacer lo que ha hecho y me llevo las manos a la cabeza. Ha sido algo completamente irreal por el rival, por la situación en la que se estaba y lo que acarrea jugar contra Sinner, que te empuja todo el rato y no te deja en paz ni un segundo”, indica Ferrero, de 45 años; “estando casi a punto de perder, ha seguido creyendo. Ha dado un paso más en cuanto a fortaleza mental y estoy seguro de que esto le servirá de mucho de cara al futuro”.

Reforzado, Alcaraz se ha convertido en un especialista ante las hostilidades que plantean los maratones. Solo Matteo Berrettini, cuando el actual número dos apenas estaba alzando el vuelo, en Australia 2022, logró contenerle en las cinco mangas. “Cuando se sufre, cuando solventas momentos difíciles y al final acabas ganando, quizás es más especial. Pero, obviamente, siempre prefieres no tener que llegar hasta ese límite e intentar ganar de la manera más sencilla posible; eso sí, si hay que luchar cinco horas y media y llegar al tie break del quinto, se hace y no hay queja”, zanja el protagonista, mientras los adversarios observan y toman nota. Fruncen el ceño preocupados.

DESPEDIDA A LA SA

A. C. | París

Alcaraz festejó su segundo título en París con una multitudinaria cena en la que estaba presente el nutrido grupo de familiares y acompañantes que le respaldaron desde la grada de la Philippe Chatrier. Al día siguiente, el tenista se marchó temprano de la ciudad, rumbo a Ibiza, y esta vez no se hizo la foto protocolaria del campeón ni concedió entrevistas a la prensa escrita.

El murciano disfrutará de unos días de desconexión y próximamente pondrá rumbo a Londres para competir en Queen’s (del 16 al 22 de junio) y después en Wimbledon (del 30 de junio al 13 de julio). En el primer torneo triunfó hace dos años y en el All England los dos últimos. 

Alcaraz ha decantado a su favor 20 de las 26 finales que ha jugado en la élite; solo perdió las de Hamburgo, Umag, Río de Janeiro, Cincinnati, Juegos Olímpicos y el Godó (2025). Y su promedio de éxito sobre tierra es del 84,5%, por un 88,9% en hierba y el 75,3% en dura. 

Continúan lloviéndole los elogios, algunos de ellos procedentes de estrellas tan relevantes como Roger Federer. Retirado desde 2022, el suizo se emocionó con el juego de los finalistas. “Tres ganadores en París: Alcaraz, Sinner y el maravilloso deporte del tenis. ¡Qué partido!”, publicó en Instagram. En su caso, ganó las siete primeras grandes finales que afrontó. Le frenó Nadal en el Roland Garros de 2006.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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