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La lucha contra la posverdad en tiempos de desconfianza enmarca el primer día del Festival del Pensamiento

Periodistas, académicos, políticos y pensadores reflexionan en Santa Fe de Antioquia sobre los retos de recuperar la confianza de la ciudadanía en tiempos de desinformación

Primer día del Festival del Pensamiento, en Santa Fe de Antioquia.
Valentina Parada Lugo

Colombia es un país que confía más en la empresa privada y las ONG que en los medios de comunicación y los gobiernos. Sobre esa premisa giraron los primeros conversatorios del Festival del Pensamiento, organizado por PRISA Media en Santa Fe de Antioquia. Con la participación de académicos, periodistas, directores de medios y científicos, el foro propuso en su primer día una reflexión sobre los retos que enfrentan el periodismo y la política para recuperar la confianza de la ciudadanía en tiempos marcados por la polarización, la desinformación y el escepticismo institucional.

La jornada abrió este viernes con una intervención virtual de Martha Lagos, fundadora de la chilena Corporación Latinobarómetro, que estudia el desarrollo democrático en la región. “Las sociedades latinoamericanas son muy cerradas, y lo que prima en sus relaciones es la desconfianza”, dijo en conversación con Diana Calderón, directora de Hora 20. “Esa desconfianza se basa en la necesidad de defenderse: los pobres desconfían de los ricos, los militares de los políticos, y la sociedad no se integra”.

Juanita Barrios, gerente general de Edelman Colombia, presentó luego algunos avances del próximo informe de confianza institucional en 28 países del mundo. “Colombia es el cuarto país que menos confía en su gobierno”, advirtió. Según los datos, los colombianos confían más en sus empleadores que en los periodistas, líderes políticos o en las redes sociales. Con esa radiografía, los periodistas presentes se enfrentaron a una pregunta incómoda, pero necesaria: ¿qué retos asume el periodismo en este momento crítico?

En un , Luz María Sierra, directora de El Colombiano, abordó el problema de qué se entiende por verdad en tiempos de polarización. “Hemos decidido asesinar la verdad porque ya todos aceptamos que la verdad es relativa. Yo no creo que lo sea”, afirmó. La conversación se extendió hacia el impacto de las redes sociales, la figura de los influencers y la sobreproducción de contenidos. Juan Esteban Lewin, redactor en jefe de EL PAÍS América Colombia, apuntó que vivimos una oleada de emocionalidad. “Se ve en Trump, en el odio a los migrantes en Europa y en Estados Unidos”, dijo. Y advirtió sobre los motivos de esa situación de desconfianza: “Tenemos una sobredosis permanente de estímulos, que se suma el deterioro de las grandes narrativas como las religiones o las ideologías”.

Desde el ámbito académico, María Rocío Arango, decana de la Escuela de Artes y Humanidades de EAFIT, cuestionó la falta de inversión en educación, especialmente en ciencias sociales y humanas. “La literatura se volvió un vicio, como si fuera un hobby de unos pocos, cuando es una de las mejores herramientas para entender al otro, generar empatía, compasión”, señaló. Para ella, fortalecer las humanidades es clave para formar sociedades críticas y menos vulnerables a la manipulación.

En esa línea se desarrolló el conversatorio liderado por Roberto Pombo, director Editorial de PRISA Media, sobre los efectos de la crisis de la verdad en la era digital. Brigitte Baptiste, bióloga y rectora de la Universidad EAN, sostuvo que “la verdad no es un producto sobre el que uno reflexione todo el tiempo; uno llega a ella cuando tiene que tomar decisiones”. En tanto, Jorge Caraballo, director del pódcast afueradentro, propuso sacar las conversaciones importantes del ámbito digital para devolverles profundidad y humanidad. “El algoritmo confunde. Estamos aturdidos de pantallas. Necesitamos hablar desde lo humano”, sostuvo. Baptiste agregó que el rol de la academia debe ser el de defender el pensamiento crítico: “Se trata de cuestionar creencias, no de imponer verdades”.

Uno de los ejes del Festival fue integrar voces científicas para comprender el fenómeno de la desinformación desde una perspectiva neurológica y emocional. En un sobre emociones en la era de la posverdad, David Aguillón Niño, coordinador del grupo de Neurociencias de la Universidad de Antioquia, explicó que el cerebro selecciona la información con la que se siente más cómodo. “La posverdad no depende solo de verificar los hechos, sino también de las emociones y creencias. El cerebro tiende a evitar lo que le genera conflicto”.

En la misma línea, Goya Echeverri, consultora en comunicación y comportamiento, advirtió que debemos partir de reconocer cómo funciona el ser humano: “No debemos satanizar los sesgos ni las emociones, porque son claves en la toma de decisiones. Pero si no se reconocen, se vuelven terreno fértil para la posverdad”. Para Martín Orozco, gerente de Invamer, el problema de fondo es que “la gente solo cree lo que quiere creer” y rara vez se pone en los zapatos del otro.

Aguillón concluyó que, en este entorno saturado de información, las decisiones están cada vez más mediadas por la recompensa emocional que ofrecen los discursos, no por la verificación de los hechos. “Para el cerebro, contrastar la información requiere un esfuerzo mayor. Por eso se prefiere la versión que satisface emocionalmente”.

En otro , dedicado al miedo y la esperanza en el discurso político, el exsenador Humberto de la Calle reflexionó sobre el uso de las narrativas en la política colombiana. “El Gobierno está concentrando para sí una mayor cuota de esperanza que el resto del espectro político. Lo logra porque ha sabido apropiarse de una narrativa que recoge odios ancestrales”, señaló. Por su parte, Lucía González, presidenta de la Fundación Batuta y excomisionada de la Verdad, abordó las consecuencias de décadas de uso del miedo para instrumentalizar a la ciudadanía. “Esa narrativa nos ha impedido construir una noción compartida de nación, una visión que nos articule a todos. Y ha hecho carrera histórica desde todos los sectores”, afirmó.

El Festival continúa este sábado con una jornada centrada en los desafíos estructurales de América Latina, el impacto de la inteligencia artificial en la vida cotidiana y los dilemas de un nuevo orden geopolítico. Voces del sector empresarial, académico y tecnológico se reunirán para debatir sobre el futuro de la región en medio de la desigualdad, la crisis fiscal y el auge del populismo. La apuesta, como lo ha sido desde el inicio, es abrir espacios para repensar colectivamente las verdades, las emociones y las narrativas que moldean nuestras decisiones públicas y privadas. Porque entender cómo pensamos —y por qué creemos lo que creemos— sigue siendo una de las tareas más urgentes de nuestro tiempo.

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Sobre la firma

Valentina Parada Lugo
Periodista de EL PAÍS en Colombia y estudiante de la maestría en Estudios Políticos de la Universidad Nacional. Trabajó en El Espectador en la Unidad Investigativa y en las secciones de paz y política. Ganadora del Premio Simón Bolívar en 2019 y 2022.
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